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BIOFLIP creará en Madrid una instalación de referencia en radiobiología, combinando la experiencia en aceleradores de partículas del Centro de Microanálisis de Materiales (CMAM), en la Universidad Autónoma, con la trayectoria en desarrollos de biotecnología del Grupo de Física Nuclear (GFN) de la Universidad Complutense. Gracias a esta nueva instalación se podrán reducir las incertidumbres que afectan a los experimentos de radiobiología.

 

El CMAM es un centro de investigación dotado de un acelerador capaz de producir haces de protones de hasta 10 MeV con los que se da servicio a varias líneas experimentales, utilizadas actualmente en proyectos en el área de los materiales avanzados, energía y conservación del patrimonio, entre otras. Este acelerador tiene un enorme potencial de ser aplicado en el ámbito biomédico que, para ser aprovechado en toda su capacidad, requiere de conocimientos, habilidades, experiencia y recursos en el campo de la biotecnología, complementarios a los del propio CMAM y de los que en este momento éste no dispone. Por otra parte, el GFN es un grupo de investigación multidisciplinar centrado en las aplicaciones de la física nuclear (y de la física en general) en medicina, con notables actividades en biomedicina y biotecnología. Cuenta con expertos en radioterapia, radiobiología y caracterización de haces clínicos, y realiza experimentos de forma habitual en instalaciones del ámbito hospitalario y de investigación preclínica. Sin embargo, no tiene acceso directo a una instalación de la magnitud del haz de protones de CMAM, ni la capacidad técnica para operarla de forma independiente.

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Los haces de protones acelerados se emplean en protonterapia, la modalidad más avanzada de radioterapia contra el cáncer. Debido a sus propiedades físicas, la protonterapia permite limitar la cantidad de radiación que reciben los tejidos sanos que rodean al tumor, por lo que está especialmente indicada en pacientes pediátricos. En el último año han empezado a operar en la Comunidad de Madrid las dos primeras instalaciones de PT de España. El haz del CMAM no alcanza la energía adecuada para el tratamiento de pacientes, pero cuenta con unas características (alta intensidad, pequeño tamaño de haz, precisión en la energía) que lo convierten en un entorno ideal para la investigación preclínica, es decir, la irradiación de cultivos celulares o modelos de pequeño animal. 

 

Por otro lado la oncología radioterápica está viviendo su mayor revolución en las últimas décadas con el descubrimiento del llamado efecto FLASH, consistente en que los efectos nocivos de la radiación en tejido sano se ven mitigados sensiblemente cuando la dosis se deposita en un tiempo muy corto, es decir, a una alta tasa de dosis. Este efecto ha sido observado tanto con protones como con fotones y electrones, independientemente por distintos grupos en varios países y aún se desconocen los mecanismos biológicos que lo gobiernan, por lo que es de enorme actualidad en radiobiología y la investigación en general en física biomédica.

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